Tengamos en cuenta que después de aprender a explorar el piso, a lo largo y a lo ancho y por abajo y apenas el cuerpo les permite quieren explorar hacia arriba, comienza la pasión por trepar, tal vez quieran mirar el mundo desde arriba tan alto como sus padres, siempre me parece que ellos dirían “ por ser bajito no puedo hacer un montón de cosas... que tal si veo qué se puede hacer desde más arriba?...
“Pues a trepar, entonces”. Y ahí subidos sobre la mesa, miran y desafían a los padres que temen que se rompan la cabeza en una caída, mientras ellos inocentes y sin temor al riesgo que no conocen, parecieran decir - “porqué piensan que no puedo, si he llegado hasta arriba, y no me caí, ni rompí nada, ¿cómo pueden estar tan equivocados o estar tan ciegos?, probaré otra vez, tantas veces hasta que entiendan que puedo”.
Y ahí comienza una cierta odisea para los padres y personas que los cuidan, porque aunque se haya adaptado el hogar cuando comenzó a gatear y caminar para que no corra peligros, en ese momento es imposible sacar también, sillones, mesas, sillas, etc. para que el explorador esté a salvo de golpes más o menos intensos.
Debemos alertarnos contra la posibilidad de que al “poner límites por cuidarlo” se inhiban en el niño las tendencias de ese momento de descubrir y explorar motrizmente su universo, por eso me parece que sería posible y adecuado dedicar una media hora a jugar con ellos acompañándolos cuando quieren trepar, no se trata de estimularlo sino mas bien de seguirlo y obviamente alentarlo si hace algo nuevo que lo divierte o pone orgulloso de su acción. Enseñándole que hay juegos que no puede hacer solo hasta que sea mas grande, porque se puede caer y lastimar.
Se puede presentarle alguna alternativa para que juegue solo: trepar a almohadones, a una sillita de madera....Claro, llevará bastante tiempo y energía que entienda que por el momento existe sólo posibilidad de trepar a algunos lugares como la mesa si está acompañado, pero vale explicárselo muchas veces.
Este será un momento de enfrentamiento, el niñito quiere llevar adelante su iniciativa y se siente con derecho a luchar pues está en la etapa que aparece este deseo y esta posibilidad, la posibilidad es limitada porque todavía no cuenta con suficiente destreza física y mental para protegerse de los peligros, pero él la siente como válida, todavía no sabe de peligros. Tiene mucho que aprender aún.
¿Y quién le enseñará que hay una progresión, que tiene que aceptar por su propio beneficio? Por supuesto mamá, papá, los abuelos, tíos, la persona que lo cuida y algunos golpes inevitables que también son parte del aprendizaje, aunque no le gusten a nadie.
“Pues a trepar, entonces”. Y ahí subidos sobre la mesa, miran y desafían a los padres que temen que se rompan la cabeza en una caída, mientras ellos inocentes y sin temor al riesgo que no conocen, parecieran decir - “porqué piensan que no puedo, si he llegado hasta arriba, y no me caí, ni rompí nada, ¿cómo pueden estar tan equivocados o estar tan ciegos?, probaré otra vez, tantas veces hasta que entiendan que puedo”.
Y ahí comienza una cierta odisea para los padres y personas que los cuidan, porque aunque se haya adaptado el hogar cuando comenzó a gatear y caminar para que no corra peligros, en ese momento es imposible sacar también, sillones, mesas, sillas, etc. para que el explorador esté a salvo de golpes más o menos intensos.
Debemos alertarnos contra la posibilidad de que al “poner límites por cuidarlo” se inhiban en el niño las tendencias de ese momento de descubrir y explorar motrizmente su universo, por eso me parece que sería posible y adecuado dedicar una media hora a jugar con ellos acompañándolos cuando quieren trepar, no se trata de estimularlo sino mas bien de seguirlo y obviamente alentarlo si hace algo nuevo que lo divierte o pone orgulloso de su acción. Enseñándole que hay juegos que no puede hacer solo hasta que sea mas grande, porque se puede caer y lastimar.
Se puede presentarle alguna alternativa para que juegue solo: trepar a almohadones, a una sillita de madera....Claro, llevará bastante tiempo y energía que entienda que por el momento existe sólo posibilidad de trepar a algunos lugares como la mesa si está acompañado, pero vale explicárselo muchas veces.
Este será un momento de enfrentamiento, el niñito quiere llevar adelante su iniciativa y se siente con derecho a luchar pues está en la etapa que aparece este deseo y esta posibilidad, la posibilidad es limitada porque todavía no cuenta con suficiente destreza física y mental para protegerse de los peligros, pero él la siente como válida, todavía no sabe de peligros. Tiene mucho que aprender aún.
¿Y quién le enseñará que hay una progresión, que tiene que aceptar por su propio beneficio? Por supuesto mamá, papá, los abuelos, tíos, la persona que lo cuida y algunos golpes inevitables que también son parte del aprendizaje, aunque no le gusten a nadie.
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