viernes, 3 de abril de 2009

"La calesita"







Cada tarde, desde el momento que supo sostenerse erguido como para sentarse sin ayuda, espera ese encuentro cargado de futuro.

El parque, con su relativa inmensidad, es lugar donde el horizonte se hace visible y apetecible, invitando a caminar. Y en él, desde siempre y para siempre, “la calesita”.


Emulo perfecto de la trayectoria humana que se representa en la mente curiosa de los adultos, nos recuerda que la vida es un continuo, que todo lo que fue, será… que lo que se aleja se acerca, que lo que sube, baja… que todo regresa inevitablemente, de alguna u otra manera.


Pero para ellos, con insipiente y absoluta avidez, es su primera experiencia de viaje en compañía de si mismos.


La primera vuelta en la cual se pierden del otro lado del eje por tan solo un segundo, es el comienzo de su emancipación. Y de cómo la vivamos nosotros, los otros, depende el grado de disfrute y la calidad de la representación simbólica que tendrá, necesariamente, para ellos.


El saludo que en cada vuelta nuestro niño promueve e invita, es vital para infundirle seguridad y reforzar su autonomía, concebida con la idea que implica diferenciarse del otro, lo cual hace imprescindible su presencia.


Un ser autónomo, paradójicamente, es aquel que cuenta con alguien… que tiene con quien.


Está en nosotros que el niño logre recordar a través de los años la alegría que produce el andar por el andar mismo, aunque sea en círculo y sin arribo cierto.


Cynthia Borgnia

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