jueves, 9 de abril de 2009

Carta I - A Claudia, después del primer encuentro.



Esta carta ya tiene unos años, pero la encontré guardada y me parece que será un relato importante para algunas mujeres.


Claudia


Ayer nos conocimos, vos estas embarazada de seis meses y llegaste a mí porque una amiga tuya, ella es partera y también fué alumna mía.

Cuando me llamaste para concertar nuestra primera entrevista me dijiste que era tu segundo embarazo y que estabas empezando a tener mucho miedo al próximo parto, porque en el anterior habías tenido una mala experiencia y ese recuerdo, al acercarte a este, hacía que te angusties bastante.

Hablamos mucho ayer porque a la entrevista individual que tuvimos se sumó la conversación que seguimos cuando llegó María Inés, que es una integrante del grupo de las diez de la mañana al cual te integraste.

El día era muy lluvioso y oscuro, supongo que por eso faltaron otras embarazadas que forman parte de ese grupo, pero en este caso funcionó el “no hay mal que por bien no venga” como dice el refrán, y pudimos seguir con el tema que habíamos iniciado antes, ya que María Inés venía con necesidad de hablar de cosas muy parecidas a las que a vos te conmovían.
Ella como vos espera su segundo hijo, pero a ella le faltan sólo 15 días para el parto.

Vos contaste preocupada, casi avergonzada, que llorabas por “cualquier cosa” y que eso te sucedía especialmente cuando te conectabas con el parto, sabes que me alegró mucho cuando al final de la clase de trabajo corporal retomamos ese tema y te diste cuenta que las emociones que te hacían llorar no siempre eran provocadas por angustia y malos recuerdos, sino que también aparecían emociones de amor y alegría que te hacían llegar hasta las lágrimas.

Cuesta reconocer tanta sensibilidad, tanta apertura emocional que tienen las embarazadas, que les plantea otra relación con el mundo, con los demás. ¡Qué alivio sentiste cuando M. Inés te contó que le pasaba lo mismo, y pudiste ver, además, en algún momento sus ojos llenos de lágrimas!

La sensibilidad espiritual aumenta, la capacidad de mayor conexión con las cosas profundas de la vida, la capacidad de “ver y sentir” lo que habitualmente no se ve ni se siente.

El estar continuamente en contacto con el misterio que es gestar un hijo dentro del propio cuerpo, el sentirlo moverse en las propias entrañas, las alegrías, los temores hacen que las embarazadas vivan intensamente emocionadas.

Muchas de esas emociones tienen que ver con la felicidad, con la noción de estar intensamente vivas y que el hijo también lo esté, y otras por supuesto, con el miedo de perder algo de todo eso o por el temor a enfrentar situaciones difíciles.

Lo que quiero destacar es que no siempre es angustia lo que hace llorar. Es importante esclarecer este tema y reconocer que pertenecemos a un mundo en que nos enseñaron a ocultar las emociones y a controlarlas como si fueran algo malo y vergonzoso. Es fuerte esto porque muchas veces implica que no podemos aceptar ni gozar lo que nos pertenece.

En la entrevista:

Me contaste lo difícil que te resultó transitar el parto anterior, una imagen que me quedó de tu relato es la que muestra la sensación de manipulación de tu cuerpo que sentiste en aquel momento.

Al llegar al sanatorio no sabías lo que te iba a suceder, no sabías de ninguna de las intervenciones que harían los profesionales que te atendieron, debo suponer, porque no te lo pregunté, que tu preparación había sido corta, no sabías de la enema y el rasurado que te hicieron, por suerte, actualmente estas intervenciones ya casi no se usan, para vos fueron muy desagradables. No sabías de las vías endovenosas y la estimulación a las contracciones.

Te dolieron mucho las contracciones de dilatación, sentías que no querías estar ahí, nadie te ayudo a posesionarte de tu parto y tu marido tan inexperto como vos tampoco pudo ayudarte y como si todo esto fuera poco, cuando nació tu bebe no pudiste tenerlo sobre el pecho porque estabas exhausta, y luego te sentiste muy culpable por no poder recibirlo amorosamente como hubieses deseado o como creías que debía ser.

Claudia son muchas cosas para revisar, lo haremos poco a poco en las próximas reuniones, para que puedas llegar a tu próximo parto de un modo diferente, con otro nivel de conciencia y puedas vivirlo de otro modo.

Seguramente vas a sentir algún temor, cómo no sentirlo frente a un hecho tan fuerte como ese!… pero creo que podrás prepararte para esperar tu parto con confianza en la vida, en vos y en la mayor experiencia que tenés ahora, en tu marido y en los profesionales que te atenderán. Para eso hay que trabajar, dedicándole tiempo a la preparación física, emocional y mental.

Ante un segundo parto hay muchas ventajas, en primer lugar ya sabes de que se trata porque ya pasaste por otro, y aunque te hayan quedado malos recuerdos igual se puede hacer una buena preparación, usando esos recuerdos positivamente. Podemos trabajar sobre tu capacidad actual de pensar y organizar un parto diferente.

Hay muchas cosas de un parto que se pueden preparar, prevenir, pensar como uno quiere que sean y otras que no, esas son sobre las cuales no tenemos control, esto quiere decir que vos harás todo lo posible por estar bien dispuesta y preparada pero que la vida dirá como serán.

Entonces lo importante es prepararse para el parto que se presente. Si será largo, corto, si comenzará de noche o de día, si todo será fácil o si los profesionales tendrán que realizar alguna intervención especial no lo sabemos de antemano, pero sí sabemos que podes poner tu intención en predisponerte bien y prepararte para vivir lo mejor posible cada paso.

Claudia es fuerte emocionalmente hablar y pensar en el parto, en el nacimiento del hijo, son de los hechos más importantes de la existencia, cómo no conmoverse, cómo no asustarse a veces.

El temor por una misma, al dolor, al sufrimiento, el temor por el hijo por momentos invadirán, es así, se pesentan, es como en otras cosas de la vida, pero más fuerte. En otros momentos podrás conectarte con la esperanza, con la alegría y con tus fuerzas para parir a tu hijo, sin grandes inconvenientes, eso iluminará la oscuridad.

Te prepararás para dejarte llevar por la energía del parto, para aceptar los momentos difíciles, para confiar en tu energía vital, tal vez en algún momento tengas que dejarte ir más allá de lo habitual, usar tus reservas escondidas, trascender la conciencia individual y aceptar ser camino de la vida que se manifiesta en vos y en un nuevo ser.

Preparate también para el esfuerzo, sin temor al esfuerzo o tal vez sin temor a no tener fuerzas, ellas vendrán eso lo sabes, tal vez haya que entregarse más a esa energía del parto, dejarse llevar, tolerar que habite tu cuerpo, que se manifieste en contracciones intensas, fuertes, dolorosas que dilaten tu útero y empujen y ayuden al bebé a nacer.

Es necesario disponerse a aceptar tanta energía que aparece, aunque te parezca que te da vuelta. Quizá tengas que pensar y elaborar mucho ese tema. Esa energía es tuya, de tu hijo y del universo. Preparate para ser protagonista por entregarte al parto, pero sin exigencia, aunándote con tu hijo en el esfuerzo de la separación, aceptando la transmutación que se está produciendo.

El haber pasado por un parto, hace que sepas, que durante el trabajo en muchos momentos se puede sentir que se está yendo más allá de los propios límites, que la exigencia física como emocional es muy fuerte, que aparecen sensaciones que asustan mucho, que se siente que no hay registro perceptivo para tanta cosa que está sucediendo en el propio cuerpo, por eso a veces las mujeres preguntan ¿qué es esto? ¿Qué me está sucediendo? Pidiendo una explicación que ponga palabras a tan enorme movimiento de energía, pidiendo una clave que les permita entender el proceso del cual forman parte. Claudia tal vez sea ese el momento de dejarte llevar por las fuerzas que se están manifestando, usar todo lo que aprendiste, especialmente las técnicas de concentración en la respiración o cualquier cosa que se te pueda ocurrir en ese momento que te permita sentir que podes entregarte a tu parto.

Decíamos que en algún momento podes sentir que se te acaban las fuerzas, eso les pasa a casi todas las mujeres, no te asustes por eso, luego se comprueba que hay energías hasta el final, que en el momento en que parece que uno está exhausta siempre hay una reserva escondida a donde recurrir y siempre hay otros, tu marido, los profesionales que de uno u otro modo te infunden la fuerza que necesitas, te darán imágenes, palabras o caricias que te llenarán de confianza y energía.

Creo que es importante que te prepares, espiritual, emocional y físicamente integrando todas las áreas de tu ser. Muchas veces en la preparación para el parto no se consideran suficientemente la emociones que se van a vivir en ese momento, y sin embargo me parece eso imprescindible. No podemos dejar de hablar de las ansiedades sobre el propio cuerpo, los temores por el bebé, el miedo al dolor, el dolor emocional y el miedo a la separación que de una u otra forma se presentan en ese momento. Si bien cada mujer es diferente y también lo es cada parto y cada situación, siempre habrá una intensa movilización emocional para la cual una mujer puede prepararse. Seguiremos con este tema.

Cariños
Graciela

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